Por la Ficeméa
La nueva educación, tal como la concebimos y la vivimos, es parte de la transformación de la sociedad, influyendo en el equilibrio de poder y autoridad, los métodos de organización, la libertad individual en la lucha por la igualdad, para dar poder al pueblo, a todas y cada una de las personas. Por lo tanto, nuestro compromiso con la igualdad entre mujeres y hombres debe reflejarse no sólo en nuestras acciones, sino también a través de nuestros escritos. A través de las palabras y la sintaxis, se define la manera en que pensamos y percibimos el mundo. El modo en que nombramos las cosas, define la realidad. En los siguientes párrafos, se dan algunos consejos[1] en forma de referencias para que la escritura igualitaria se vuelva una realidad dentro de nuestra Federación.
Propósito de la guía
La destrucción y reconstrucción del lenguaje implica también la destrucción de las ideas y representaciones para cambiar su transcripción una realidad en evolución. Las palabras reflejan nuestros pensamientos. Este es un proceso prolongado que se conforma gradualmente. Sin embargo, basta con darle inicio y nutrirlo. El vocabulario de una sociedad y las reglas del lenguaje evolucionan con la sociedad misma, mañana la palabra “prefecta” significará una profesional, ya no recordaremos que antes esa palabra se utilizaba para referirse a la esposa del prefecto. El lenguaje y las representaciones van juntos, se mueven juntos, de lo contrario no hablaríamos de “lenguas vivas”.
El lenguaje igualitario tiene la particularidad de mostrar una versión femenina y una versión masculina de los términos que se usan indistintamente para sujetos femeninos y masculinos. Este lenguaje también pretende destruir los estereotipos eligiendo versiones femeninas o masculinas de los términos, en los momentos en que un texto los utiliza tradicionalmente para el otro sexo.
Los estereotipos son ideas preconcebidas que ignoran la singularidad de las personas y las situaciones. Estas ideas actúan en la construcción de una discusión o análisis como bloques prefabricados “listos para pensar” a expensas del pensamiento crítico. Inhiben el potencial y las capacidades de las personas, lo que alimenta la discriminación y legitima la violencia. Los estereotipos de género son difíciles de erradicar porque han sido transmitidos y legitimados por muchos agentes sociales: la familia, la comunidad educativa, los medios de comunicación, etc. El sistema social ha colaborado en su legitimidad y en la fuerza con la que se producen y permanecen.
Por ejemplo: “Las mujeres tienen dulzura, los hombres están dotados de autoridad”, “los hombres piensan, las mujeres sienten.”
[1] A partir de los documentos siguientes:
Alto Consejo para la Igualdad entre Mujeres y Hombres “Guía para la comunicación sin estereotipo de género“, Francia, 2015.
M.L. Moreau y A. Dister “Colóquelo en femenino: Guía de feminización de nombres de profesiones, funciones, grados o títulos“, Federación Wallonie, Bruselas, 2014.
Acción CEMEA “Los CEMEA, un compromiso con la igualdad de género”,2010.
CEMEA – Grupo Nacional de igualdad de género “Guía breve de un lenguaje igualitario en los Cemea“, Francia.